
Anhelo las caricias de tus mórbidas manos,
instrumentos livianos de un glorioso festín.
Busco los dulces labios de tu boca jugosa,
tu boca mentirosa, tus besos de carmín.
En el altar profano de una orquesta cualquiera,
poder bailar quisiera un aire popular.
Rendida entre mis brazos con los ojos cerrados
los arpegios dorados de la danza escuchar.
En el seto oloroso de un jardín sonriente
y una límpida fuente llegarse a embriagar.
En el íntimo enclave de un oscuro camino
con dos vasos de vino por el amor brindar.
5 comentarios:
Mi querido Fernando, después que hablé contigo se me encendió la lamparita y lo conseguí. No podía de jar de comentar esta poesía tan apasionada y con cadencia de vals. Buen prólogo para un blog que promete...
aquí estoy para decirte que tu poesía me encanta y que quierooo máááásss
Me encantó esta poesía. Mis mejores deseos.
Anhelo las caricias de tus mórbidas manos,
instrumentos livianos de un glorioso festín
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Hermosos y bien estructurados versos, amigo de letras, además con el ritmo que le otorga la musicalidad precisa.
Sí, insisto, hermoso poema.
Un abrazo desde mi tierra, con gran afecto
¡¡Gracias querida amiga!!
¿Puedo llamarte asi?
Eres muy generosa con tus comentarios, que traen gratos aromas de esa bella tierra americana.
Afectuoso abrazo
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